¿Cómo criticar una antología?

La crítica es una tarea ardua que requiere dos cosas muy importantes: discernimiento y prejuicio. Si cuentas con una de estas características o, en el mejor de lo casos, con ambas, felicidades: significa que sabes distinguir entre amigos y enemigos. Antes de que frunzas el ceño, acepto que esta no es la definición de crítica en sí, mas no estoy dando la definición sino el funcionamiento: la crítica en México así funciona a final de cuentas. Saber a quién adular y a quién atacar, y tu vida de escritor/crítico se puede ir a la ruina si inviertes estos parámetros y no, no quieres, nadie quiere que tú, una joven promesa (no importa si rozas los cuarenta: tú obra es joven y vistes camisas de bandas de los 90) se desgracie el futuro. Sin embargo, esta distinción es difícil diligencia cuando se trata de una antología, porque puedes irritar a quien menos deseas. Para ello, te tengo un manual fácil de cómo criticar una antología y no poner en riesgo tu brillante futuro de escritor/crítico.

Antes de empezar, debes tener en cuenta lo siguientes puntos:

  • Si la antología es de ensayo o teatro, ni siquiera lo tomes en cuenta, porque a nadie le importa; será un libro perdido en las abismales bodegas de las editoriales estatales (¿de verdad crees que una editorial comercial, por muy indie que sea, publica esas cosas?). Si la antología, por el contrario, es de narrativa o poesía, entonces puedes proceder.

  • Si estás antologado, es mejor que no critiques; por el contrario, debes agradecer al antologador que te haya incluido, no importa si la selección de tu trabajo haya sido porque eres su amigo y te pidió secretamente, en un correo electrónico firmado como “tu valedor”, los poemas o cuentos tuyos que consideras los mejores. Di que es un honor que tal persona de tan alto renombre, con una carrera que lo respalda y con quien además compartes afinidades estéticas, te haya considerado. Recuerda: enaltecer su credibilidad le da mayor valor a tu trabajo.

  • Pero que estés antologado no significa que todo está bien. Tu instinto crítico, tan agudo y dinámico, no te deja en paz. Por ejemplo, si en el índice aparece, junto a ti, un autor que te cae mal o lo consideras un mediocre, es mejor que guardes compostura y no criticar al antologador. Quédate eso para ti, escríbelo en tu diario, no vaya a ser que irrites a “tu valedor” y posteriormente éste vaya a ser juez o miembro de un comité para beca o viaje a un congreso en el extranjero. Si tu sentimiento es incontrolable, entonces tómate unos tragos y grítalo con tus amigos más íntimos.

Una vez verificados esos puntos, ahora sí puedes proceder con tu crítica formal, mas para ello debes, otra vez, tener en cuenta los siguientes rubros pues de ellos depende el alcance de tu crítica. Por ejemplo, empecemos por el género: no requiere la misma intensidad una antología de narrativa que de poesía. Me explico:

  • Si la antología es de narradores, es preciso preparar tus argumentos, denuncias, textos, teoría, posts, tuits y memes.

  • Si la antología es de poesía, requieres de todo lo anterior, pero como eres poeta e intenso, casi dionisiaco, y además consideras la poesía, en especial la que escribes, como lo más sagrado del mundo, una iluminación pura de la cual eres un guardián, entonces necesitas sacar toda tu artillería: insultos, burlas, palos, machetes, no debes contenerte: saca todo el odio que pueda surgir de un frustrada infancia, de la traumática humillación que sufriste en los talleres, la primera vez que te rechazaron un poema en una revista, el bullying que te hicieron tus compañeros de salón cuando declamaste aquellos versos en el festival escolar del Día de las Madres, cuando la chica o chico tiró a la basura los poemas que le escribiste, etc. Y como probablemente eres joven, también eres un vanguardista, entonces prepara un performance de todo ello.

Por supuesto, no puedes simplemente lanzarte a la crítica controlado por tus emociones: van a pensar que eres un resentido o infeliz sin talento para la literatura. Debes ser decoroso, reemplazar tus argumentos emocionales por literarios. Para lograrlo, piensa, primero, en qué es lo que te molesta o incomoda de antología: ¿el antologador, la editorial o los antologados? A continuación te presento cómo hacerlo de acuerdo a estas tres posibilidades.

 

Por antologador

En esta categoría tenemos tres subcategorías, pero ten en cuenta que una no excluye a la otra sino que a veces se mezclan debido a que México es un rancho literario donde los escritores deben fichar trabajos de todo tipo para sobrevivir, por lo que a veces encontramos especímenes híbridos. Las subcategorías son las siguientes:

  • Antologador académico: ¿quién se cree ese funcionario insensible que como vil carnicero desmiembra la poesía encima de su escritorio? ¿Qué sabe él si es un poeta/escritor frustrado que nunca ha sentido el soplo de la vida, la fuerza de un verso bien rimado, la pureza de una metáfora? ¿Quién se cree si vive encerrado en su cubículo? No, no tiene ningún derecho ni conocimiento empírico para hacer una antología y su tarea será siempre errada, por lo tanto debes ridiculizar sus conceptos críticos y su metodología.

  • Antologador poeta/narrador: para esta poción requieres ser más objetivo pues te estás midiendo con un par, así que para ello vas a hacer lo siguiente:

    • Cuestiona, de nuevo, la metodología; si es una antología general, digamos Antología de poesía mexicana contemporánea, comienza por mencionar alguna omisión, pero que no sea la tuya porque sería de muy mal gusto; defiende al omitido como si en el acto se tratara de ti mismo.

    • Si la antología es más específica como Antología de poetas menores de 30 años, vas a tener que poner a trabajar el cerebro porque necesitas hacer matemáticas; pero, seamos honestos, los números no se dan y por ello debes correr al baúl de tus recuerdos a buscar una calculadora. Mira las fechas de nacimiento de los antologados, haz sumas y restas, y si acaso descubres alguna inconsistencia, ¡ataca!

    • Si se trata, por poner otro ejemplo, de una Antología de novísimos poetas de Zacatlán, señala la corrupción del instituto cultural: eres un nativo de lugar y sabes quién es amigo de quién, quién se acuesta con quién, sin mencionar que todos los incluidos fueron talleristas del antologador.

  • Antologador funcionario público: este tal vez sea el blanco más fácil, mas no significa que sea pan comido, porque antes requieres hacer un examen de consciencia profundo: ¿te consideras un escritor de derechas o de izquierdas?

    • Se cuidadoso pues aunque seas de derechas, al criticar a un funcionario del gobierno en turno, podrías ser confundido con uno de izquierda y lo que menos quieres es convertirte en blanco de calumnias e insultos. En este caso no importa si estás incluido o excluido en la antología, recuerda que la literatura, según tu concepción, no tiene ideología, ni sexo, ni género. Tú eres un liberal y lo que importa y sostienes es la poesía misma, pura, edulcorada y más allá de la realidad social que tanto denuncian esos militantes enfermos que tanto desprecias; la poesía, para ti, sobre pasa todas las cosas terrenales, y tú como creador apuntas a la trascendencia, no a las mundanas riñas políticas del presente. Crítica, por tanto, sólo los yerros estéticos, defiende las jerarquías y no se te olvide citar a Paz, a Zaid, a Malva Flores, a Domínguez Michael, a todos aquellos maestros (usa forzosamente esta palabra) que te enseñaron que la poesía es un ejercicio de distanciamiento y reflexión del mundo que se conjuga con la realidad sólo cuando es buena poesía, pero no intentes explicar qué significa eso de “buena poesía”, déjalo en el misterio metafórico de la oposiciones: lo blanco y el negro, la luz y la oscuridad, el agua y el fuego, el yin y el yang, el diabólico socialismo y el paraíso liberal.

    • Sin embargo, esto no significa que los militantes de la izquierda la tengan fácil; a lo que me refiero es que, si eres de izquierda y has recibido un premio, beca o alguna dádiva del gobierno anteriormente, te verías en una contradicción. Lo que debes hacer es apelar a la obligación del gobierno de financiar la cultura, mucho más cuando se trata de una antología de poesía o narrativa, ya que tienes la convicción de que la literatura es un factor indispensable para hacer la revolución, y los ciudadanos no pueden ser depravados de ella, cuanto más si se trata de tu poesía: el pueblo merece leerla, recitarla en las marchas, pintarla en las paredes y mantas; y el gobierno, en última instancia, tiene como principal obligación publicarla y promoverla. Si estás incluido o excluido, es lo de menos: tu deber es criticar, ir contra el gobierno y todo establishement cultural nacional, contra los escritores aburguesados cómplices del sistema represivo; cita a Marx, a Gramsci y toda la teoría posmoderna.

Por editorial

Una vez expuestos estos imprescindibles puntos, ahora pasemos al segundo argumento infalible para criticar una antología, la editorial. Como todo, las posibilidades son limitadas: editorial estatal, editorial comercial o editorial independiente. Cada una merece un trato especial y cuidadoso, porque pudiera darse el caso de que una no excluya a la otra sino que se complementan, sobre todo en un país donde el lectorado es tan pobre que la mitad de las editoriales para sobrevivir deben hacer coediciones. Si este es el caso que quieres criticar, estás de suerte: además de matar dos pájaros de un tiro quedarás como un crítico agudo al desmantelar las intersecciones (usa palabras de este tipo, elegantes) de poder entre Estado, estética y mercado. Vamos por partes.

  • Editorial Estatal: aquí aplican casi los mismos argumentos que en el caso del antologador funcionario, así que se pueden complementar. Hay corrupción, desvío de fondos, nepotismo y, lo más grave e imperdonable para ti, el uso del erario para promocionar un libro que en sí, desde su concepción, ya está podrido. ¿Cómo se atreven? Los impuestos son sagrados, no se tocan ni con el verso de un poema, mucho menos cuando se trata del poema de un autor que te cae mal.

  • Editorial comercial: ¿en serio necesito elaborar este punto? Recuerda, eres un poeta, un narrador nato, y el mercado es tu peor enemigo. Por esto, la antología sólo sirve para promocionar nombres, los mismos autores de siempre que no necesitan más promoción porque tienen prestigio y premios. En suma, la editorial sólo quiere vender un producto que no respeta las sagradas leyes de la desinteresada literatura. Condimenta este argumento con algunos puntos expuestos en el apartado de crítico de izquierda.

  • Editorial independiente: es casi seguro que, si es independiente, publique libros experimentales y, siendo así, puedes atacar la nula circulación de los libros, el amiguismo que predomina en este tipo de proyectos y sobre todo señala el poco entendimiento de la vanguardia. Si estás antologado en una, di que es una editorial con una visión amplia y que publica lo más arriesgado y contestario de la literatura actual; por el contrario, si acaso eres un guardián de las estructuras (o como prefieres que te llamen, un clásico), entonces ataca la vacuidad de la editorial que promueve un experimentalismo vacío y juegos de palabras posmodernos que sólo un par de iniciados pueden entender.

Por antologados

Para esta opción te recomiendo que hagas, previamente, una lista blanca y otra negra de todos tus amigos en el medio literario; piensa muy bien a quién vas a colocar en cada lista porque, como escritor en este mundo moderno, es necesario cuidar las relaciones públicas. Te ofrezco tres opciones.

  • Si aparece en el índice uno o dos poetas/narradores menores que tú, tanto en edad como en obra, comienza por descalificar su inclusión apelando a su madurez: son jóvenes, han publicado apenas dos libros, mismos que no representan lo mejor de la literatura publicada en los últimos 10, 20 o 30 años. Di que en su lugar debieron incluir a tal otro que en realidad es dueño de una obra vasta y multipremiada. Tip: si acaso es un autor con el que quieres quedar bien, mucho mejor; si lo etiquetas en Facebook o Twitter eres todo un genio: el citado te lo agradecerá y más tarde, tal vez, te favorezca con algunas palabras en una reseña, en su lista de los mejores libros del año o hasta, quién quita, con una beca o un premio.

  • Por etnicidad: ¡aguas, esto es muy delicado!, pero sin duda una muy buena oportunidad para reivindicar tus raíces étnicas y esto ni quién te lo refute, porque lo puedes acusar de racismo. ¿Dónde están los escritores/poetas judíos que son despreciados tan sólo por tener piel blanca y cargar con un apellido que nadie puede pronunciar? ¿Dónde están los indígenas en esa antología de poesía mexicana si somos un país diverso y multicultural? Como eres un autor marginado (claro, si no vives en la Capital es un plus) simpatizas con el “blanqueamiento” (¿o enmorenamiento?) de la literatura y denuncias la desaparición de los indígenas en el canon nacional, no importa si admites que tus influencias literarias más importantes sean hombres blancos anglo-europeos heterosexuales y sólo hables inglés como segunda lengua, tampoco que no seas capaz de localizar en un mapa las principales etnias nativas, mucho menos que nunca hayas gastado un peso en comprar un libro de un autor indígena.

 

Mi guía de cómo criticar una antología podría ser limitada, lo acepto, por eso dejo a tu imaginación (después de todo tu nivel de crítica es insuperable) algunos otros puntos que quieras añadir. Sólo recuerda, los caminos de la crítica son como los de la famosa canción: no son como piensas ni como crees, ni siquiera como los imaginas; ser crítico es un sacrificio, pero tú, un paladín de la verdad, estás dispuesto a cargar esa cruz y a señalar, a acusar, a predicar y gritar a los cuatro vientos lo que está bien y está mal, lo que es trascendente o intrascendente, no importa a quién te lleves entre las patas. Pasarás a la historia, ¡adelante!

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